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Derechos Humanos - Noticia. Internacional - 25/04/2019

Siria: Investigación sin precedentes revela que la coalición dirigida por EE.UU. mató a más de 1.600 civiles en la trampa mortal de Raqqa

Las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas siguen negando su responsabilidad y admiten sólo el 10% de los homicidios


Almería 24h
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La coalición militar dirigida por Estados Unidos debe poner fin a casi dos años de negación de las muertes de civiles y la destrucción en gran escala que causó en la ciudad siria de Raqqa, han manifestado Amnistía Internacional y Airwars hoy, con motivo de la presentación de un nuevo proyecto de recopilación de datos sobre la ofensiva lanzada para expulsar al grupo armado autodenominado “Estado Islámico".

El sitio web interactivo Rhetoric versus Reality: How the most precise air campaign in history left Raqqa the most destroyed city in modern times (Retórica contra realidad: cómo la “campaña aérea más precisa de la historia” convirtió Raqqa en la ciudad más destruida de los tiempos modernos) es la investigación más exhaustiva que se ha realizado sobre las muertes de civiles en un conflicto moderno. Basado en caso dos años de investigación, ofrece un relato brutalmente vívido de la pérdida de más de 1.600 vidas civiles como consecuencia directa de miles de ataques aéreos estadounidenses, británicos y franceses y decenas de ataques de artillería estadounidenses, efectuados en la campaña militar de la coalición contra Raqqa de junio a octubre de 2017.

Cuando comenzó la ofensiva, el Estado Islámico llevaba casi cuatro años gobernando Raqqa. Había cometido crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad y torturaba y mataba a quienquiera que se atreviera a oponerse a él. Amnistía Internacional ha documentado anteriormente cómo el Estado Islámico utilizaba a civiles como escudos humanos, minaba las vías de salida, levantaba puestos de control para restringir la circulación y disparaba a quienes intentaban huir.

“Miles de civiles murieron o resultaron heridos en la ofensiva lanzada por la coalición dirigida por Estados Unidos para librar Raqqa del Estado Islámico, cuyos francotiradores y minas habían convertido la ciudad en una trampa mortal. Muchos de los bombardeos aéreos fueron poco precisos, y decenas de miles de ataques de artillería fueron indiscriminados, así que no es de extrañar que mataran e hirieran a muchos centenares de civiles”, ha señalado Donatella Rovera, asesora de Amnistía Internacional sobre respuesta a las crisis.

“Las fuerzas de la coalición arrasaron Raqqa, pero no pueden borrar la verdad. Amnistía Internacional y Airwars les piden que dejen de negar la enorme magnitud de las muertes de civiles y la destrucción causadas por su ofensiva en Raqqa.”

“La coalición tiene que investigar totalmente lo que se hizo mal en Raqqa y aprender la lección para no volver a infligir tan tremendo sufrimiento a civiles atrapados en futuras operaciones militares”, ha afirmado Chris Woods, director de Airwars.

Investigación puntera sobre el terreno en Raqqa y a distancia

Amnistía Internacional y Airwars han recopilado y comparado datos de múltiples fuentes para esta investigación.

En cuatro visitas iniciadas cuando se estaba librando aún la batalla, los equipos de investigación de Amnistía Internacional pasaron en total alrededor de dos meses en Raqqa, llevando a cabo investigaciones sobre el terreno en más de 200 lugares atacados y entrevistando a más de 400 testigos y supervivientes.

Con su innovador proyecto “Rastreadores de Ataques”, Amnistía Internacional determinó también cuándo fue atacado cada uno de los más más 11.000 edificios de Raqqa destruidos. Participaron más de 3.000 activistas de 124 países, que analizaron en total más de dos millones de fotogramas de imágenes de satélite. El Cuerpo de Verificación Digital de la organización, con sede en seis universidades de todo el mundo, analizó y autentificó las imágenes de vídeo tomadas durante la batalla.

Los equipos de investigación de Airwars y Amnistía Internacional analizaron datos de código abierto en tiempo real y después de la batalla –entre ellos miles de publicaciones de redes sociales y otros materiales– para crear una base de datos de más de 1.600 civiles que, según la información disponible, murieron en ataques de la coalición. Las organizaciones ha recopilado los nombres de más de un millar de las víctimas; Amnistía Internacional ha verificado directamente sobre el terreno, en Raqqa, 641 de ellos, y hay convincente información de múltiples fuentes sobre el resto.

Ambas organizaciones han compartido a menudo sus conclusiones con la coalición militar dirigida por Estados Unidos y con los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Como consecuencia de ello, la coalición ha admitido la responsabilidad del homicidio de 159 civiles –alrededor del 10% de la cifra total registrada–, pero se ha desentendido sistemáticamente de los demás por considerarlos “no creíbles”. Sin embargo, hasta la fecha la coalición no ha examinado debidamente la información sobre víctimas civiles ni entrevistado a testigos y supervivientes, admitiendo que no lleva a cabo investigaciones sobre el terreno.

Casos revividos

Rhetoric versus Reality revive casos de familias que vivieron y murieron en la guerra, llevando a los usuarios y usuarias a un viaje por la ciudad, presentándoles a las personas supervivientes para que escuchen sus testimonios y visitando sus hogares destruidos. Desde los puentes del Éufrates bombardeados hasta el casco antiguo prácticamente demolido de las inmediaciones del céntrico estadio, ningún barrio se libró de la destrucción.

Desarrollado con el equipo creativo de Holoscribe, el sitio web interactivo combina fotografías, vídeos, experiencias de inmersión a 360º, imágenes de satélite, mapas y visualizaciones de datos para poner de relieve casos y recorridos de civiles atrapados por los bombardeos de la coalición. Los usuarios y usuarias pueden también consultar datos sobre civiles que murieron, en muchos casos después de haber huido de un lugar a otro de la ciudad.

Manzanas enteras arrasadas

La enorme cifra de víctimas civiles de Raqqa no resulta sorprendente si se tienen en cuenta los incesantes ataques efectuados por la coalición con munición que era poco precisa hasta el punto de ser de uso indiscriminado en caso de utilizarse cerca de civiles.

Un mando militar estadounidense se jactó de haber disparado 30.000 proyectiles de artillería durante la campaña –el equivalente a un ataque cada seis minutos durante cuatro meses seguidos–, superando la cantidad utilizada en cualquier otro conflicto desde la guerra de Vietnam. Con un margen de error de más de 100 metros, la artillería no guiada es notoriamente poco precisa, y su uso en zonas pobladas constituye un ataque indiscriminado.

Uno de los primeros barrios atacados fue Daraiya, zona de casas bajas y pobres del oeste de la ciudad.

En una casa destartalada y medio destruida, Fatima, de nueve años en ese momento, contó cómo había perdido a tres de sus hermanos y hermanas y a su madre, Aziza, cuando la coalición descargó sobre el barrio una lluvia de proyectiles de artillería el 10 de junio de 2017 por la mañana. Sus familiares figuraban entre las 16 personas civiles muertas en esa calle sólo ese día. Fatima perdió la pierna derecha y sufrió graves heridas en la izquierda. Ahora se desplaza en una silla de ruedas donada por una ONG, y su único deseo es ir al colegio.

Familias eliminadas en un instante

Las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas efectuaron también miles de ataques aéreos sobre barrios civiles, decenas de los cuales causaron víctimas civiles en gran escala.

Un trágico incidente fue un ataque aéreo de la coalición que destruyó totalmente un edificio de viviendas de cinco pisos cerca del colegio de Maari, en el céntrico barrio de Harat al Badu, el 25 de septiembre de 2017 por la tarde. Había cuatro familias refugiadas en el sótano en ese momento. Casi todos sus miembros –al menos 32 civiles, 20 de ellos menores– murieron. Una semana después murieron 27 civiles más –familiares en muchos casos de las personas muertas en el ataque anterior– al destruir un bombardeo aéreo un edificio próximo.

“Había aviones bombardeando y cohetes cayendo las 24 horas del día, y había francotiradores del Estados Islámico por todas partes. No se podía siquiera respirar”, contó una superviviente del ataque del 25 de septiembre, Ayat Mohammned Jasem, a un equipo de televisión cuando regresó un año después a su hogar destruido.

Vi a mi hijo morir quemado en los escombros delante de mí

Contó una superviviente del ataque al barrio de Harat al Badu a Amnistía Internacional

“Vi a mi hijo morir quemado en los escombros delante de mí. He perdido a todos mis seres queridos. Mis cuatro hijos, mi esposo, mi madre, mi hermana, mi familia entera. ¿No era salvar a la población civil lo que se pretendía? Se suponía que iban a salvarnos, a salvar a nuestros hijos.”Hora de rendir cuentasMuchos de los casos documentados por Amnistía Internacional probablemente constituyan violaciones del derecho internacional humanitario y merezcan más investigación.A pesar de hacer todo cuanto pueden, las ONG como Amnistía Internacional y Airwars no contarán jamás con los medios necesarios para investigar en toda su extensión los casos de personas civiles muertas y heridas en Raqqa.

Las organizaciones instan a los miembros de la coalición dirigida por Estados Unidos a establecer un mecanismo independiente e imparcial para investigar con prontitud y de manera efectiva los informes de daños a civiles, incluidas las violaciones del derecho internacional humanitario, y hacer públicos los resultados.

Los miembros de la coalición que llevaron a cabo los ataques, en especial Estados Unidos, Reino Unido y Francia, deben ser transparentes con respecto a sus tácticas, medios y métodos específicos de ataque, selección de objetivos y precauciones tomadas al planear y efectuar sus ataques.Los miembros de la coalición deben crear un fondo para garantizar que las víctimas y sus familias reciben plena reparación e indemnización.

Banco de Valencia D.P. y a penas de entre cuatro y seis meses de prisión a otros tres acusados por las irregularidades en una serie de operaciones bancarias vinculadas con proyectos inmobiliarios que causaron un perjuicio a la entidad de 198 millones de euros y pusieron en riesgo su viabilidad económica.









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