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Derechos Humanos - Noticia. Internacional - 15/05/2019

La negativa de Israel a conceder a la población palestina refugiada el derecho a regresar ha causado 70 años de sufrimiento

Mohammad, refugiado palestino de 21 años, explicó cómo había perdido la esperanza de ser dentista al ver que no podía ejercer la profesión en Líbano simplemente por ser palestino


Almería 24h
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Al no respetar el derecho al regreso de las familias palestinas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares en 1948, Israel comete una violación flagrante del derecho internacional, con la que lleva decenios causando sufrimiento a escala masiva cuando se cumplen 71 años de la Nakba (catástrofe), como llama la población palestina aquellos hechos.

El sitio web especial de Amnistía Internacional sobre la Nakba, Más de 70 años de asfixia, muestra impresionantes imágenes y testimonios que ponen de manifiesto las terribles dificultades que soporta la población palestina refugiada en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO), Jordania y Líbano. Con motivo del Día de la Nakba, Amnistía Internacional está pidiendo a personas de todo el mundo que muestren solidaridad con la población palestina refugiada y pidan a Israel que respete su derecho a regresar.

“Más de 70 años después del conflicto iniciado tras la creación de Israel, las familias palestinas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares y privadas de sus tierras debido a ello continúan sufriendo consecuencias devastadoras”, ha manifestado Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.

“Este fin de semana, casi 200 millones de personas verán el festival de Eurovisión en sus pantallas, pero, tras el brillo y el glamour, muy pocas pensarán en la contribución de Israel a los 70 años de sufrimiento de la población palestina refugiada.

“No puede haber solución duradera a la crisis de refugiados palestinos mientras Israel no respete el derecho de las familias palestinas refugiadas a regresar. Hasta entonces, las autoridades libanesas y jordanas deben hacer todo cuanto puedan para reducir al mínimo el sufrimiento de la población palestina refugiada revocando las leyes discriminatorias y eliminando los obstáculos que impiden a las personas palestinas conseguir trabajo y acceder a servicios esenciales.

En la actualidad hay registradas más de 5,2 millones de personas palestinas refugiadas. La gran mayoría viven en Jordania, Líbano, Siria y los TPO. Israel no reconoce el derecho que les otorga el derecho internacional a regresar a los hogares donde ellas o sus familias vivían en Israel o los TPO. Asimismo, esas personas no han recibido jamás indemnización por la pérdida de sus tierras y bienes.

Muchas se han visto obligadas a vivir durante toda su vida en campos de acogida superpoblados, en pésimas condiciones y sin acceso a servicios esenciales.

“La población palestina refugiada de Líbano, Jordania y los Territorios Palestinos Ocupados se halla atrapada en una espiral de privaciones y discriminación sin final a la vista. Para muchas de estas personas, la vida está llena de restricciones asfixiantes y se ha convertido en un verdadero infierno”, ha añadido Philip Luther.

Dificultades de la población palestina en Líbano y Jordania

Con motivo del Día de la Nakba, Amnistía Internacional ha recabado nuevos testimonios de personas palestinas refugiadas que describen las restricciones a que están sometidas en Líbano y Jordania.

Aunque la mayoría de las personas palestinas refugiadas de Líbano nacieron en el país y han vivido siempre en él, no pueden conseguir la nacionalidad libanesa, y muchas siguen siendo apátridas y están privadas de acceso a los servicios públicos, incluida las atención de la salud y la educación.

Varias personas palestinas refugiadas en Líbano contaron a Amnistía Internacional cómo habían visto frustradas sus esperanzas de ejercer una profesión y tener un futuro mejor debido a leyes discriminatorias que prohíben a los palestinos y palestinas ejercer más de 30 profesiones en campos como medicina, odontología, derecho, arquitectura e ingeniería. Debido a tales restricciones, muchos refugiados y refugiadas palestinos se encuentran atrapados en una situación de privaciones y pobreza.

Mohammad, refugiado palestino de 21 años, explicó cómo había perdido la esperanza de ser dentista al ver que no podía ejercer la profesión en Líbano simplemente por ser palestino. Dijo a Amnistía Internacional que odiaba la vida en el campo de acogida: “Estoy rodeado de pobreza [...] Quiero buscarme una vida mejor lejos de esta miseria.”

Sara Abu Shaker, de 14 años, ha decidido intentar cumplir su sueño de estudiar medicina a pesar de que, por ser palestina, no podrá jamás trabajar como médica en Líbano.

“Aunque aquí no puedo ser médica, podría ir a Palestina a ayudar a quienes lo necesitan, especialmente a los niños y niñas desfavorecidos. Quiero salvar vidas”, explicó.

En Jordania viven alrededor de 2,1 millones de personas palestinas refugiadas, unas 370.000 de ellas en campos donde las condiciones son en general muy precarias. Alrededor del 75% de ellas han conseguido la nacionalidad jordana, lo que les da acceso a atención de la salud y educación. No obstante, más de 600.000, entre ellas unas 150.000 que huyeron a Jordania desde la Franja de Gaza tras el conflicto árabe-israelí de 1967, no se naturalizaron y no tienen acceso suficiente a los servicios públicos.

Jundia Awwad, mujer de 48 años, cuya familia procede de lo que constituye ahora el sur de Israel, nació en Jordania y lleva toda da vida viviendo en el campo de refugiados de Jerash. Describió así la angustia de ser refugiada en Jordania:

“Me crié con la esperanza de que mañana regresaríamos a Palestina, pero nos hemos quedado a vivir en casas de planchas de amianto [...] Quiero vivir como otros seres humanos. Quiero atención de la salud y educación e infraestructura suficientes. Quiero igualdad”.

La decisión tomada por las autoridades estadounidenses en 2018 de recortar la financiación a la Agencia de la ONU para la Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA), que presta servicios esenciales, como atención de la salud, educación, asistencia de urgencia y empleo, a millones de refugiados y refugiadas palestinos, les ha complicado aún más la vida.

“La situación de la población refugiada palestina es insostenible y amenaza con llegar a un punto crítico con cada año que pasa. ¿Cuánto tiempo más puede aguantar la población palestina refugiada verse condenada a una vida de sufrimiento y privaciones debido simplemente a su origen?”, ha afirmado Philip Luther.

En la producción de su web especial sobre la Nakba, Amnistía Internacional ha contado con la colaboración de la premiada fotógrafa Tanya Habjouqa para documentar los casos personales de un número seleccionado de refugiados y refugiadas palestinos de distintos campos de Jordania, Líbano y los TPO.









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